Año 1865. En la España rural del momento y bajo un Estado liberal agitado y tambaleante, Azucena, junto a sus hermanas, ve pasar los días lánguidamente en las inmediaciones de un espeso bosque enclavado en el Prepirineo aragonés. Perteneciente a la aristocracia radicada en la zona, aislada en el pequeño pueblo de montaña donde vive con su familia y viéndose absorbida por una sociedad que oprime férreamente a las mujeres, Azucena es una muchacha con personalidad, decidida y muy temperamental, que no ha de resignarse como las demás; su determinación le llevará a luchar para poder escapar del abnegado papel que le han asignado desde que nació. Tras las extensas tierras de boj, los productivos abejares y la cría caballar que poseen desde muy antiguo, siendo prósperos negocios que gobierna su autoritario padre, sus ojos serán tristes testigos de la esclavitud con que someten a las gentes más pobres y desvalidas, y sus palpitantes emociones brotarán con ímpetu en su corazón, el cual se abrirá conduciéndola a la rebeldía para acabar rompiendo con todas las cadenas impuestas. Sin embargo, un terrible hecho, crucial, inesperado y que ha de permanecer oculto, hará que el rumbo de su destino dé un completo vuelco a su vida; sus pasos la embarcarán entonces hacia Barcelona, ciudad industrial, cosmopolita y moderna, donde un nuevo camino poblado de obstáculos, miedo e incertidumbre se presentará ante ella, haciéndose patente y hurgando en sus heridas.