Para el inspector jefe Frank Black, estos no son simplemente huesos olvidados. Son esperanzas rotas, sueños truncados y la voz para siempre silenciada de un ángel.

Cuando una tormenta desentierra restos humanos en la pintoresca localidad costera de Whitby, en Yorkshire del Norte, Frank se ve arrastrado a un caso que lo transporta a finales de los años ochenta y al devastador incendio de un popular pub local.

La vulnerabilidad no le es ajena. Comparte su vida con una hija que lucha contra sus propios demonios, y trabaja codo a codo con la inspectora Gerry Carver, una recién llegada que ve el mundo de forma muy distinta a él.

Cuando descubre que la víctima es Charlotte Wilson, una joven guitarrista de dieciocho años asesinada y enterrada junto a los icónicos huesos de ballena de Whitby, Frank sabe que esta investigación será diferente a todas las anteriores.

A sus sesenta y cuatro años, debería estar pensando en la jubilación. Pero Charlotte apenas comenzaba a vivir. Y ningún asesino tiene derecho a robar el futuro de una joven.