"Escucha idiota, ni siquiera te habría tocado si no estuviera borracha". Mordí furiosamente. "Incluso si fueras el último hombre en la tierra, no me acercaría a ti".

"¿Es eso así?" Su voz era peligrosamente baja.

"Además, pensé que eras mi prometido. Esa fue la única razón por la que te besé". Mentí esperando que mi cara no me traicionara.

Sus ojos se oscurecieron y un músculo saltó en su mandíbula. Comenzó a caminar hacia mí y di un paso atrás. Luego otro paso y otro hasta que mi espalda golpeó la pared. Estaba tan cerca que podía oler la colonia que usaba.

El miedo corría por mi espalda mientras miraba su rostro furioso. Parecía como si quisiera golpear algo. O alguien.

"¿Qué… qué estás haciendo?" Tartamudeé presionando mi cuerpo más contra la pared.

"Ya sabras que hare".

Su mano se envolvió alrededor de mi nuca y me atrajo hacia él. Mis ojos se abrieron en estado de shock cuando nuestros cuerpos se tocaron. Antes de que pudiera decir o hacer algo, su boca se estrelló contra mí.