Aiden Lockwood abandonó su hogar cuando la culpa lo consumió y decidió vivir en soledad en un lugar tranquilo y apartado. No contaba con que el diminuto pueblo de montaña que escogió para ello fuera tan peculiar y con que sus habitantes se entrometieran hasta tal punto en sus asuntos. Siempre con amabilidad y las mejores intenciones. Tras cinco años, vuelve a tener el control de su vida, hasta que Sydney irrumpe en ella con su charla incesante y con esa sonrisa que lo ilumina todo a su paso.

Sydney Foster ha dejado su aparente vida perfecta atrás para cumplir con los sueños que se prometió a sí misma hace tantos años. Son cuatro y tiene once meses para lograr completarlos. Es la mayor locura en la que se ha visto envuelta hasta la fecha, pero era el empujón que necesitaba. Pineville es un lugar precioso y acogedor, y sus nuevos vecinos son encantadores. Todos, excepto Aiden, que parece aborrecerla sin motivo aparente.

Bienvenidos a Pineville, un pueblo que respeta el medioambiente, defiende el bienestar animal y apuesta por la libertad. Sus habitantes adoran formar una comunidad familiar, las fiestas de doce horas e inmiscuirse en la vida de los demás. Su objetivo principal es contribuir a que todo vecino encuentre la felicidad y, el amor es parte fundamental de ella.