James Rice era director de un centro escolar muy prestigioso de Nueva Orleans. Era cordial con todos sus compañeros, hasta que de pronto todo cambió y se volvió un hombre taciturno al que todos evitaban. ¿Dónde quedaron aquellos días en que siempre tenía una palabra amable para todo el mundo?

Christal Barret era maestra de educación infantil. Su cariño, su sonrisa y su energía hacían de ella una maestra a la que todo el mundo adoraba. Su implicación en su profesión la llevó a subir con rapidez escalones en su trabajo; y su decisión y empuje la metieron en un gran problema. ¿Era cierto ese dicho de «los que se pelean se desean»?

Ambos tuvieron en el pasado una aventura pasajera, y al reencontrarse, él pareció no querer rememorar esa etapa de su vida. Lo que ella respetó, pues en esos momentos, él estaba casado. Su trabajo en el Rodríguez Miró era satisfactorio para los dos hasta que, de la noche a la mañana, él se volvió amargado y empezó a encontrar defectos en todo lo que hacían sus compañeros, principalmente ella. Eso hizo que Christal sacase el carácter y discutieran por cualquier cosa. Sus broncas no tenían fin, hasta el punto que ella pensó en abandonar ese prestigioso centro.