Daniel se ve obligado a regresar al colegio a sus 30 años de edad para repetir el curso de tercero de secundaria por culpa de un terrible problema burocrático que por desconocimiento y descuido dejó sin solución por más de 15 años. Aparte de convivir durante un año con jóvenes mucho menores que él y tener que estudiar materias que nunca utilizó y jamás pensó que volvería a ver en su vida, emprendió la búsqueda para tratar de encontrar las respuestas a sus más profundas preguntas existenciales (surgidas en su infancia y que quedaron durante muchos años sin respuesta) sobre el por qué y para qué de la escuela, el sistema educativo, los cientos de papeles burocráticos y de la vida misma.