Lucca lleva demasiado tiempo deseando acabar con todo, desaparecer de una ciudad consumida por la violencia y las drogas. La muerte de su mejor amiga le ha hundido aún más en el tormento. Cansado de luchar por un mundo que se desmorona, ya solo le queda reunir el valor suficiente para enfrentarse a la muerte con un leve movimiento de su dedo.
Ania solo quiere empezar de nuevo y dejar atrás la tragedia que la persigue. Otro puesto en la policía y nuevos casos de los que ocuparse son motivos más que suficientes para mirar al futuro y dejar atrás los regalos del destino. Esta vez está dispuesta a pasar página y centrarse en su trabajo es la mejor manera que tiene de hacerlo.
Ninguno concibe el amor en su camino.