Kayne no podía ser más feliz. Como príncipe de Anglya, tenía la vida resuelta. Además, como segundo hijo, la responsabilidad de heredar el reino recaía sobre su hermano mayor, así que podía dedicarse a beber, jugar a las cartas o tocar el laúd sin que nadie esperase nada de él. No pasaba un solo día sin que agradeciera a los cinco dioses que le hubieran bendecido con la vida perfecta.

Por desgracia, su destino estaba a punto de cambiar… y todo por culpa de una mujer. En cuanto posó sus ojos sobre Thaeba, princesa heredera de Olvasus, cayó perdidamente enamorado. Además, parecía que su amor era correspondido… Una lástima que ella fuese la prometida de su hermano y que, desde ese momento, su vida dejara de ser cómoda, fácil y tranquila para pasar a convertirse en un infierno.