Una nueva y divertida novela de Julianne May, ambientada en la Regencia inglesa, en la que el amor y los enredos sociales son los indiscutibles protagonistas.

Kerstina y sus amigas tienen el programa de radio más divertido de Nueva York; en él tratan las fiestas, los eventos y todo lo que pueda interesar al gran público, con cotilleos incluidos.

Pedro y Elizabeth no se conocían y nada indicaba que hubiera entre ellos la menor afinidad, salvo que la infelicidad de ambos los había llevado a ponerse en manos del mismo psiquiatra.

Le parecía increíble estar atrapada en esa isla con un hombre con el que había tenido un apasionado romance cinco años antes, un hombre por el que aún sentía una gran atracción y que sabía que la verdad de Larissa era aún más escandalosa de la que...

Una cena perfecta, un deseo oculto y una noche que lo cambiará todo. Deseos Ocultos es una novela erótica llena de pasión, secretos y juegos prohibidos. ¿Estás lista para descubrir lo que nadie se atreve a confesar?

Una cena perfecta, un deseo oculto y una noche que lo cambiará todo. Deseos Ocultos es una novela erótica llena de pasión, secretos y juegos prohibidos. ¿Estás lista para descubrir lo que nadie se atreve a confesar?

Para los románticos, los incomprendidos, los aburridos, los amorosos, los tiernos, los sombríos… Para los jóvenes y los adultos. Para todos los sexos, géneros, orientaciones y nacionalidades.
A quienes les guste fantasear.

Un romance oscuro, eléctrico, y adictivo sobre el consentimiento, la identidad y los juegos de poder entre dos enemigos destinados a caer… juntos.

Londres, 1816. El año en que el sol desapareció y una pasión prohibida incendió dos corazones.

riffin Slater le había hecho el amor a Eva Tremont innumerables veces… pero siempre en su imaginación. Ahora, sin embargo, tenía intención de casarse con ella.

¿Puede un hombre incitar al deseo y causar rechazo a la vez?
¿Una mujer es capaz de provocar atracción y fastidio al mismo tiempo?

El amor es como el buen café: ardiente, poderoso, puro, amargo y dulce. Para apreciarlo hay que acostumbrarse a él sorbo a sorbo y solo se disfruta plenamente después de descubrir hasta sus más pequeños matices.