“Bajé el rostro, lo apoyé contra su hombro, le besé el cuello, ella pareció contener un gemido. Tenía la piel tan delicada que podía oler su sangre... Fue entonces que, turbado como estaba por tantas sensaciones, no pude resistir las ganas de probarla.”

¿Qué pasa cuando la razón y el instinto animal chocan?
1808, Ernesto lo tiene todo, pero está aburrido de su vida acomodada y anhela aventuras. Una noche conoce al voluble Rolando, con quien entabla amistad pese a ser un hombre lobo. Es así que su existencia humana queda atrás y renace como un animal nocturno, inmortal, seducido por las notas de poder y sangre de la luna. Ahora Ernesto se debate entre su humanidad y sus instintos primitivos; entre la razón, la moral y su obsesión desesperada por su propia sobrina, una joven empeñada en despreciar a todos sus pretendientes. Los licántropos son criaturas inestables. Ernesto aún tiene mucho que aprender, ¿será capaz de controlar sus impulsos salvajes?

Pero esta historia no es sólo suya, también narra el génesis de sus compañeros; Rolando, quien alguna vez fue un joven libertino hambriento de conocimiento, y Mónica, una cortesana explotada por su propio padre. Cada uno de ellos será seducido por distintas razones y circunstancias, por el resplandor de la luna llena.

Atrévete a adentrarte en esta historia que le da un nuevo sentido a aquello que dicen que, “El que con lobos anda, a aullar se enseña”.

No te quedes sin leer en esta apasionante novela que te encantará.