La madre de Jan murió siendo él un niño y la relación con su padre es especialmente complicada. Meterse en líos es su especialidad: robos, apuestas, carreras ilegales... Un día cualquiera planea asaltar una casa, llevándose cuanto encuentra de valor. El ordenador personal de Claudia, la hija de los dueños de la casa, será parte de su botín. Jan queda con Claudia para chantajearla: si quiere recuperar sus cosas tendrá que pagar por ellas. Claudia y Jan no tienen nada en común. Ella es una estudiante, de familia acomodada y él un delincuente, al que el azar ha puesto en el mismo camino.