Me miró fijamente con esos fríos ojos oscuros. Apoyándome contra la pared con su mano presionada contra mi garganta, gruñó. "¿Sabes las formas en que podría matarte? ¿Las cosas que podría hacerte, muñeca? Te preguntaré de nuevo, ¿qué viste en mi bolso negro?"

A través de las lágrimas, tartamudeé. "N-nada. No vi nada"

Dándome esa sonrisa maliciosa suya, habló con esa profunda voz con acento italiano "Buena respuesta Lidia, buena respuesta". Finalmente, dejándome ir, puse mi mano en mi garganta donde su mano había quemado mi piel, y lo vi dejarme allí de pie.

Poco sabía que cuando le robé como una broma cambiaría mi vida para siempre. Poco sabía que albergaba oscuros secretos y era el jefe de la mafia italiana en ascenso. Poco sabía que se volvería tan importante para mí. No sabía que Lorenzo Palermo me poseería en cuerpo, alma y corazón.