Los acontecimientos de esta historia, inspirada en un hecho real, ocurren en el corazón del Borinage, al suroeste de Bélgica, en el invierno de 1971, durante un período de transformación económica y social, marcado por la decadencia de la industria y la falta de empleo en la región.

En el centro de esta novela, una pequeña familia, atrapada entre la ilusión del movimiento y la feroz realidad, vive, viaja y sueña en el interior de una furgoneta. Todos los personajes de esta historia son seres heridos, marcados por sus propios demonios internos. Especialmente Rowen, un joven en plena transición de la adolescencia a la adultez, convertido en un paterfamilias que, a través de múltiples estafas, intenta resolver los problemas de su pequeña prole sin lograrlo nunca realmente.

El paisaje gris y sórdido, la implacable naturaleza del invierno con su frío penetrante, y las repentinas y persistentes lluvias, crean una atmósfera de aislamiento emocional que permea a los personajes.

«Los fríos territorios del desconsuelo es una novela de gran tristeza, de delirio y de los males de una sociedad en decadencia. Su magnetismo es tal que impide al lector dejar de leer […]» (Susana Arroyo-Furphy, Universidad de Queensland, Australia).

«Con una prosa cortada con bisturí, pero llena de aciertos poéticos, Juan Francisco Hernández nos entrega un hermoso e inteligente relato» (Agustín Jiménez, La Torre de Lulio, México).