Cuando todo parece vacilar y se discute son más necesarias que nunca las referencias seguras que confirman y dan ánimos para resistir la ofensiva anticatólica que hoy pretende acabar con dos mil años de historia y de Gracia desde mil frentes abiertos contra nuestra fe y nuestros amores.
Un baluarte, un dique contra tanto ataque y tanto entreguismo, que también, son todos los escritos de este sacerdote que viene prestando un servicio impagable a la Iglesia y a la sociedad. Porque la ruina de la primera implicaría con seguridad la disolución de la segunda ya que los valores católicos lo son sin duda sociales y ya estamos viendo lo que puede ser una reunión de humanos sin principios, sin deberes, sin amores.
En días recios como los que nos han tocado no proceden fervorines ni estupideces sino arengas y denuncias pues la resistencia reclama heroicidad y no blanduras. Y eso es lo que Aberasturi ha asumido con el riesgo consiguiente pero también con una naturalidad que parece hacer de la defensa del alcázar una tarea sacerdotal de todos los días en la que ni la intemperie ni los vientos y las nieves le despeinan.
Y así se ha convertido para muchos lectores, no pocos de los que llegaron a él casualmente quedaron enganchados a su tecla, en referente ideológico que alimenta y acrecienta convicciones y fidelidades, incorporando a estas últimas la que han pasado a dedicar a José Luis Aberasturi. Hoy convertido en uno de los sacerdotes con más seguidores de España.
Los artículos que viene publicando en su Blog Non mea voluntas, alojado en Infocatólica y uno de los más valorados de esa seguidísima página, han movido a reunirlos en un volumen, en esta entrega, que no excluye posteriores, los publicados en el año 2020, y estoy seguro de que va a tener muy buena acogida tanto de los enganchados con Aberasturi como de los que se lo encuentren por primera vez.
Sus fans, entre los que me hallo, tendremos la oportunidad de disfrutar releyéndole y con la comodidad de encontrar reunidos todos los artículos del año pasado. Y los que le descubran con este libro pasarán no pocos a engrosar las filas de los seguidores entusiastas de Aberasturi.
Aunque también habrá alguno que se indigne ante un sacerdote católico sin miedo y sin tacha.