Jack Wander se quedó petrificado cuando Kiley Quinn se presentó en su rancho y le sorprendió proclamándose la nueva niñera de sus hijas. Aunque han pasado muchos años desde su último encuentro, Jack no puede evitar estremecerse al recordar a aquella mujer y perturbarse al ver cómo su vida podría haber sido completamente distinta si no se hubiera visto obligado a abandonarla para casarse con otra.
Los ojos de Jack no pudieron evitar seguir la trayectoria de Kiley mientras se movía por la casa y cuidaba de sus hijas. Sabía que, a pesar de la mirada desafiante de Kiley, su mera proximidad tenía el poder de derretirle el corazón. También comprendió que haría todo lo que estuviera en su mano para recuperar la confianza de Kiley y finalmente reclamarla como suya, deseando profundamente que esta vez las circunstancias fueran diferentes y que su amor pudiera encontrar de nuevo el camino hacia él.