Connor O'Brien, el conde de Killarney, siempre ha sido un hombre solitario. En su niñez no tuvo amigos y pasada su adolescencia tuvo que hacerse cargo de los negocios familiares, cuidar de sus arrendatarios y de su castillo, del que se siente tan orgulloso. No cambiaría de él ni una sola piedra, pero al parecer alguien tiene otros planes.

Becca, ha vuelto al pueblo donde nació en Irlanda, después de muchos años. Tenía una carrera prometedora como decoradora de interiores en Londres, pero su madre enferma la necesita. Por suerte, la condesa viuda de Killarney le ha conseguido trabajo, redecorar el lúgubre castillo que su hijo parece mantener en la época medieval.

Cuando Connor vuelve de Londres, las alfombras florales y un inusitado color rosa pastel, casi le provocan un infarto. Está dispuesto a sacar a rastras a esa mujer de su casa, pero a su vez Becca está más que dispuesta a finalizar el trabajo por el que se le ha pagado.