Cuentos de hierro y pólvora
desde Johan Paz
De niña, mi padre me contaba que, cuando el jaguamir Tulga de Tricio alcanzó las islas de los caribes, lo hizo embargado por el espíritu de la exploración. Me relataba que el amor de Tulga a Mara, a la emperatriz y al descubrimiento de lo que había más allá del Océano de los Monstruos empujó su navío aéreo tanto o más que los vientos. De niña, mi ama de cría me contaba que cuando la nave de Alarico de Espalia, la Lanza de Mara, encontró muchos años después al jaguamir este andaba desnudo, indistinguible de los caribes y hablando en su lengua; y que, cuando lo invitaron a subir a la nave, les dijo que había encontrado otra vida, una mejor, unido a la selva y al mar.
Ahora ya no soy una niña y desearía poder unir ambas visiones. Mara quiera que encuentre un camino intermedio, uno que nos permita vivir juntos sin provocar un río de sangre.
Categoría: Fantasía
desde 30. Agosto 2020