"El lugar más feliz del mundo" es como el dictador de Corea del Norte describe la más brutal y despótica tiranía de nuestro tiempo. También es una de las paradas del corresponsal de El Mundo en un viaje que le lleva a adentrarse en la prisión camboyana donde cumplen condena los pederastas más peligrosos, ser testigo de la llegada de la televisión al reino de Bután o permanecer en la desierta ciudad de Fukushima tras un accidente nuclear. Y es a menudo en mitad de la oscuridad, en lugares tomados por la desesperanza, donde el autor encuentra a los personajes más fascinantes, las situaciones más humanas y los actos de coraje capaces de hacernos creer en un mundo mejor.