Lo perdí todo, perdí a mi familia, lo que fui y lo que iba a ser.
En mi día a día no existen los colores. Estoy muerta en vida, a veces creo que sería capaz de alguna locura para salir de este gris que lo envuelve todo. ¿Cómo puede doler después de tantos años?
Mis padres aseguran que tengo una segunda oportunidad, no lo creía hasta que me crucé con unos ojos malignos y mi vida comenzó de nuevo a brillar con colores.
Nicholas me abrazó y rompió mis miedos cuando pensé que nunca iba a amar de nuevo. Llegó a mí cumpliendo aquella promesa olvidada de cuidarme, una que hizo frente a una playa cuando tan solo éramos niños.
Nunca el arte fue tan vivo, nunca el arte me llevó ante tantos riesgos, nunca el arte me preparó para la nueva oportunidad que se me presentaría.
Luz, pasión, dolor, amor. Los colores de la vida.