¿Te consideras una persona poco creativa? ¿Crees que innovar te ayudaría en tu profesión? ¿Te gustaría gestionar los conflictos de forma diferente? ¿No se te ocurre qué hacer para comer? Todas estas cuestiones tienen una solución común: una actitud creativa. Nacemos creativos; luego se nos anima a enterrar esa capacidad a base de instrucciones claras sobre cómo deben hacerse las cosas y, cuando necesitamos crear, tenemos que hacer un gran esfuerzo de desescombre. Todos tenemos un gran potencial, solo hay que descubrirlo, quitarle capas y, para ello, ¿qué mejor que luz para alumbrarlo?